Industria 4.0: Inteligencia Artificial

La Inteligencia Artificial simula los procesos de inteligencia humana por algoritmos. Es decir, dota a una máquina de funciones que le permiten comportarse de forma inteligente, resolviendo problemas, aprendiendo y tomando decisiones con el objetivo de cumplir con éxito la tarea para la que ha sido programada de una manera más rápida y eficiente que lo haría un ser humano.

La Inteligencia Artificial ya está en nuestra vida cotidiana aunque no la notemos. La carpeta de Spam de nuestros correos electrónicos es Inteligencia Artificial, que decide qué correos queremos leer y cuáles son publicidad o basura. Casi todas las apps y programas se nutren de nuestros datos para aprender qué nos gusta y proponernos qué ver, qué oír o qué comprar. En medicina, cada vez se utiliza más para diagnosticar enfermedades, ya que procesa gran cantidad de datos de una manera mucho más eficiente que el mejor médico.

En los últimos años se ha invertido mucho dinero para que se avance en el campo de la Inteligencia Artificial, lo que ha generado cierta controversia. Por una parte, hay quien ve en la Inteligencia Artificial una amenaza. Se cree que la Inteligencia Artificial remplazará a muchos trabajadores que quedarán en desempleo y que, incluso, llegará a tener conciencia y a ser más inteligente que los humanos en menos de 20 años. Son numerosos los científicos que piden control y supervisión para garantizar que la inteligencia artificial se utilice en pro de las personas y no para servir a intereses particulares. Stephen Hawking ha ido más allá y se pregunta si la Inteligencia Artificial “se puede controlar del todo”.

Por otro lado, los entusiasmas de la Inteligencia Artificial como Peter Bentley señalan que “es sólo una herramienta de apoyo que no posee consciencia propia”. Además, añade que antes de que un producto salga a mercado se testea y garantiza “que no hay ningún peligro respecto a que pueda salirse de control”.

Con controversia o sin ella lo cierto es que la Inteligencia Artificial está presente en nuestro entorno y su expansión será cada vez mayor. Gracias a su capacidad de procesamiento y aprendizaje, parece que cada vez tomará más y mejores decisiones en todas las áreas, desde la económica hasta la más personal. En una fábrica las máquinas pueden decidir a qué velocidad producen en función de la demanda o cuando pedir que le cambien una pieza para su mantenimiento. En casa, pueden decidir si la calefacción ha de encenderse, que serie televisiva queremos ver hoy y proponernos hacer un poco de ejercicio porque llevamos 2 horas sentados. Cuánto aprenderá, cómo se desarrollará y qué implicaciones tendrá lo veremos en los próximos años.

Más información en:

Vídeo de Miguel Sánchez en Tedx Talks.

Wikipedia.

Scroll al inicio