Uno de los dolores de cabeza de los responsables de proyecto son las modificaciones que se realizan en la fase de ejecución, que provocan desviaciones económicas y retrasos. Parece un mal inevitable al que no se le puede vencer, pero los avances en soluciones CAD ofrecen cada vez más recursos y herramientas para corregir estas desviaciones.
Cuanto más detallado es el diseño del proyecto, es más fácil prever los problemas que se pueden dar durante la ejecución y detectar, así, elementos que no han podido ser identificados en el análisis funcional previo. Programas de diseño como Eplan nos permiten crear representaciones escaladas de estructuras y disponen de bases de datos con representaciones detalladas de los dispositivos, sus accesorios, compatibilidades o plantillas de conexionado. La herramienta de generación de reportes automáticos, los navegadores y el identificador automático de errores de conexionado son también extraordinarias para prever eventualidades.
Un proyecto de esquema bien estructurado se convierte, además, en una herramienta de fiscalización y control del proceso de ejecución. Se pueden elaborar procedimientos eficaces de trabajo para ordenar el montaje y para la gestión de materiales, pudiendo desde el diseño condicionar el aspecto final de la instalación, estandarizando, no sólo el aspecto documental de los proyectos, sino la ejecución de los mismos.
Pero, si ya sabemos todo esto, ¿por qué nos cuesta tanto detallar el proyecto inicial?
Por una parte, se tiende a no valorar los procesos de diseño eléctrico, camuflando su precio en el total de la llave en mano. A nuestro parecer, la calidad del proceso inicial de diseño es un elemento crítico para conseguir reducir errores y costes en las siguientes fases de ejecución.
Sin embargo, la eficiencia en los procesos de ingeniería parece estar ligada a la reducción de costes y recursos. Y esta visión puede estar negando la posibilidad de valorar una inversión en esta fase como elemento de mejora en el conjunto de procesos que intervienen en una instalación. Proponemos que el proyecto de esquema sea un elemento central y transversal desde el inicio hasta el final del proyecto; tomando como inicio el momento en el que se identifica la necesidad de una nueva instalación y como final el momento de su amortización y su vida útil.
Por otro lado, en las pequeñas y medianas empresas instaladoras, de ingeniería o fabricantes de maquinaria la figura del trabajador multitarea dificulta la especialización y la dedicación exclusiva al manejo de CAD. Para sacar el potencial de herramientas como Eplan hay que conocerlas en profundidad y trabajar de forma intensiva con ellas. Así mismo, sería interesante integrar el proceso de diseño en las diferentes fases del proyecto global, entendiendo el trabajo del proyectista como un trabajo transversal durante el proyecto entero. Es también una manera de introducir la mejora continua en los procesos de trabajo para que todos los procesos incidan en una mejora del siguiente proyecto.
¿Cómo revertir esta situación?
En un entorno tan competitivo como el que vivimos, mejorar cada proceso con el objetivo de aumentar la eficacia puede ser decisivo. Apostar por modificar hábitos y aprovechar los recursos tecnológicos de los que disponemos puede ser el primer paso a recorrer en el camino hacia la mejora continua.